sábado, 11 de septiembre de 2010

Visitando la Alhambra





Sin pretenderlo  ayer me fui caminando hasta  La Alhambra, un pequeño paseo que empezaba en la avenida de Andalucía, atravesaría calles estrechas que me llevarían hasta la plaza Nueva, allí, junto a la oficina de turismo, comencé  a subir escaleras, rampas etc, como guiado por un gps llegué hasta la puerta principal, ante mi mirada se extendía una asombrosa verde y húmeda vegetación.
Nada más adentrarme por el camino, se escucha el ruido del agua, su fuerza y sonido te transportan a un lugar de quietud. La luz se va colando por la copa de los arboles, gente  que va subiendo como buscando ese encuentro desesperado, La Alhambra.
La subida se hace corta,  teniendo en cuenta la experiencia en  cuesta de los isleños, esto es un paseo lúdico deportivo, jaajajajaja. A medida que vas subiendo te vas percatando de la emoción, por fin la alhambra se empieza a dejar ver, apresuro mis pasos a la taquilla.
No tenía la intención de visitarla este día, pues me habían dicho de las colas, pensaba hacerlo el próximo lunes, pero, Alá que es grande, me despejó las colas de ventanillas, así que supe que ese día era para mi.
No voy a describir su belleza, solo se que estando allí, sentía dolor  de tanta armonía, belleza, luz, silencio y paz.
Mientas salía del  lugar escuche a alguien decir, “ pues a mi no me ha llamado la atención, me parece un montón de piedras una sobre otras” lo miré  y al ver su tamaño pensé que era normal que no viera nada.
Les dejo con algunas fotos, tal vez las menos bellas, tal vez para que motiven vengan  a contemplar la alhambra  con los mismos ojos que lo haría Boabdil. Besos

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