Ya toca hacer la maleta, eso debe de ser lo que hace un viajero, la verdad es que 20 años menos se hubiera agradecido, pero bueno no me puedo quejar, me tocó a estas edades.
Después del desayuno, por finnnnnnnn pude irme al Spa, piscina de agua caliente con chorros por todos lados, bueno, ahora que caigo por todos lados no, jajaja. Como decía chorros de agua caliente, luego terminas como si fuera una cama, donde chorros de agua te dan por todo el cuerpo, esa parte estaba bien rica, después vendría una deliciosa sauna, mira que me gusta la sauna, eso si, le faltó al agua fría estarlo más, ese agua fría que cuando te llega a la cabeza, parece que te reviran el cerebro.
Un placer el Spa, así que como aún es temprano mis pies desafían las aceras de la ciudad, llego a la Catedral, miro hacia arriba, um allí está mi objetivo, en lo más alto de Jaén el castillo que tanto nombra mi amigo Felipe. Fijo las coordenadas mentalmente, una pequeña concentración y pies para que les quiero, entre calles estrechas comencé a subir, al llegar a lo más alto descubro el camino por el cual se puede acceder al castillo, sigo subiendo y cuando estoy en lo más alto me percato, que al salir de la sauna no bebí agua, y que tampoco llevo en la mochila, vaaaaaaa, que es eso para un isleño, sigo subiendo, llego con la lengua por fuera .Arriba tienes una visión de todo Jaén, el olor a pinos me trajo a la memoria un montón de gente, Miriam que no le gusta el olor, porque le reseca la garganta.
Antes de llegar a la castillo, veo que hay un bebedero de agua, pero a 10 metros empiezo a pensar que eso no debe de funcionar, así fue.
Pues asumiendo la situación decido bajar, pero antes al subir recuerdo que había visto una higuera, me acercó a ella, ummmmmm un higo, que sensación , al morderlo me invadió la boca con toda su humedad, que ricura, creo que no olvidaré nunca esa experiencia, mi cuerpo lo agradeció, la bajada es suave por medio de pinos.
Llego a la ciudad, y evidentemente una botella de agua, que sed, sigo caminando, me dejo llevar por la sed que me lleva a un bar, después de ese descubro otro, y otra cerveza, uffff aquel bar era mi perdición !que tapas¡ después de eso me batí en retirada urgente a por una siesta.
Ahora toca ir recogiendo y preparar la maleta, pero siento que en Jaén me he sentido bien, es una pequeña ciudad, sus gentes muy tranquilas, se ve que el poder adquisitivo también es menor, y sobre todo, pocas mujeres con tacones, así que cerrando este capítulo de Jaén diré que han sido unos bonitos días, en los que el lugar y mi soledad han comulgado profundamente
Les dejo las últimas instantáneas desde lo alto, sean buenos, les espero en Huelva mañana, bueno no se me adelanten que tardaré algo en llegar.
Gracias Jaén
Chacho, ya que te pegaste la paliza de subir al castillo, podías haber entrado en el Parador que hay allí a tomarte una caña.
ResponderEliminar¿y se lo dices ahora, Jose? menos mal que el hombre se cogió la revancha al bajar
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