En un abriri y cerrar de ojos llego a Sevilla, me gusta la sensación que me ha producido al salir fuera de la estación y mirar su avenida, fácilmente reconozco la parada de guaguas, me dirijo al centro, al descubrimiento de Sevilla.
Nada más bajar de la guagua siento que tengo en uno de mis pies una ampolla producida por las sandalias y la poco costumbre de patear, no me achico y me adentro por la ciudad. Con lo primero que me topo es la Giralda, hay gente, turistas por un tubo, por momentos me siento que formo parte también de ese conglomerado de turistas, nos miramos como queriendo reconocernos de algún lado. Creo que describir la es casi imposible hay que verla en vivo y guardar silencio, das un giro y te encuentras con el los alcaceres, visito el barrio de Santa Cruz y pasar por sus calles estrechas y encontrarte con unas pequeñas plazas donde te dan ganas de sentarte a comer y disfrutar de esos pequeños rincones.
Llamo a Jose Manuel, le pregunto que carajo hace viviendo en la isla,se ríe y me dice que me quede yo en Sevilla si quiero, sobre todo en el mes de agosto, entiendo que la isla es pequeña y cómoda, es de agradecer porque Sevilla de grande cansa.
Prosigo dirección el Parque de María Luisa, pero resulta que mi GPS me lleva antes a la Plaza de España, aquello es sorprendente, aunque está en obras se puede visitar cómodamente, sus belleza te va haciendo sentir lo pequeño que es uno.
Paso la puerta del Parque María Luisa, y solo he avanzado 5 metros cuanto un vigilante me dice que tengo que abandonar el parque, hay alerta por viento y lluvia, eso no me lo esperaba.
Bueno con el pie medio averiado y con el estomago dándome gritos para que le de algo de comer, me dejo llevar por el primer lugar que pille para comer.
La canción dice que Sevilla tiene un color especial yo creo que tiene su encanto por descubrir, y aunque no les mencioné la Torre del oro, también la visité, aunque como le dije a Jose Manuel empiezo a tener en sindomre de no se quien, que al ver tanta belleza comienzas a bloquearte, saludos mi gente
Pequeño saltamontes: la sabiduría popular dice que es bueno LEER antes de subir al tren porque tan malo es perderlo como subir al equivocado. A partir de ahora, menos poesía romántica y más pragmatismo. Como por ejemplo, llevar tiritas en el bolsillo, por aquello de proteger las heridas y magulladuras de los pies. Síguelo pasando bien.
ResponderEliminarSí, como dice Carlos, cúrate la ampolla del pie porque todavía te queda ir a zapatear a un tablao, que espero que lo hagas mejor que en el cine de Los Realejos, durante una actuación de africanos
ResponderEliminarMenudo dos, si es que no se les puede dejar solos
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