Decido dar un pequeño salto a Avila, después de tanto moviento de tierras y emociones algo más tranquilo viene bien.
El viaje dura poco, algo más de dos horas, un paisaje ajeno, totalmente verde, con un suelo casi llano, que facilita la mirada a perderse en medio de tus pensamientos. En el trayecto escucho las lecciones de historia que un sr mayor da a unos jovenes que van junto a él. La cosa tiene tela, pues este hombre parecia ser una enciclopedia de historia; ¿sabían ustedes que Guadarrama siginifica, agua derramada?pues si ese hombre no perdió el tino, hemos aprendido algo más que tomar trenes y metros.
Nada más llegar a Avila me encuentro con un cielo con los brazos cerrados, y ojos a punto de verter todo el agua de sus afluentes, un estruendo en el cielo me sigue transportando al terremoto de Lorca. Una cigüeña en lo alto de un campanario me obliga a sacar la camara fotográfica, ya tenia mono del disparador, cambio objetivos pues quiero entrar en el mismo nido, el agua empieza a caer y no me resigno a fotografiar a estas criaturas que ya empiezan a tener sus enemigos, pues parece ser que con el peso de los nidos, algunas torres de iglesias corren peligro.
Catedral, muralla, aprieta el hambre y decido comer, pero antes me deje llevar por la provocación de un escaparate, una bella dulcería, nada que ver con las nuestras tan sosas, esta es grande llena de color y de variedades de dulces, no tuve mas remedio que pedir ayuda para saber que comer. Lo recomendado estuvo acertado, un dulce de bizcocho hecho al vapor, con un poco de cabello de angel, una crema y vestido de un traje de piñones, algo digo de comer. Pues amigo Felipe si quiere ganar algo de peso, vengase por estos lares.
Como en un restaurante en la plaza mayor, junto al ayuntamiento de la ciudad. Nada más salir me ecuentro con un diluvio, mi camara corre peligro, pues ni chubasquero ni paragua me acompañaron esa mañana. Visto lo visto y que la cosa iba para largo, decido poner pies en polvorosa, me retiro a toda urgencia sintiendo como poco a poco mis calcetines se van empapando del agua de la lluvia.
En el trayecto a la estación me acompaña un colombiano, que decide volverse a su tierra pues decía que cuando vino a España llegó cobrando 1800 euros y que ahora apenas llegaba a 900, lo curioso es que llevaba paraguas y 10 minutos que andamos juntos, no me invitó a estar bajo el plastico protector.
Ya saben, si van a Avila, paragua en mano o chubasquero, que si todo acontece bien, catedral y murallas podran ver, saludos
Mi abuelo materno era Guadarrama de segundo apellido. Pues trae dulcitos aunque tengo que bajar barriga
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