lunes, 4 de octubre de 2010

El viaje toca a su fin en Huelva

El viaje toca a su fin, ayer llegué a Huelva procedente de Isla Canela,  de idas y venidas a Portugal, de miradas al río que separan a dos países, dos culturas, infinidad de seres.
Ayamonte, un pequeño pueblo sonriente, de ambiente marinero. Lejos queda ya el contrabando, pero en mi recuerdo siempre estarán sus calles, sus plazas, la laguna.
Pillé la guagua de casualidad, bueno, porque Pilar me hizo caso y atravesó su coche impidiendo que la guagua saliera de la estación, con su vivir tranquilo (Pilar) seguro que viviríamos 200 años, la cuestión es que gracias a esa maniobra el chofer se apiadó de mi y me dejó subir, me siento en la guagua, uffffffffff por poco la pierdo.
Pasamos por la estación de Lepe, vi  como queda una explanada después de una noche de botellón, también los efectos de la droga en un adolescente. A pesar de todo eso llegué a Huelva.
Había tomado un hotel muy cerca de la estación de llegada, así que dejé mis cosas y salí a comerme las calles de Huelva. La tarde estaba ventosa y gris, amenazaba lluvia y yo un tanto nostálgico.
Hoy lunes madrugo, salgo a la calle en busca de más Huelva, pero la cosa  tiene lo que tiene, después de media mañana de pateo, veo la oficina de turismo, cuando me explica lo que ver, descubro que  ya había hecho casi todo el circuito, solo me faltaba la catedral, en fin como queda dicho.
Comercios, cafeterías y minas de Río Tinto  es de lo que Huelva ha estado viviendo.
Sigo pateando, gentes, policías, trabajadores protestando en la calle, yo con mis fotos, respiro y sonrío.
Gracias a todos y todas que me han acompañado en este viaje
Como diría Feliz de la Fuente, “Queridos amigos, la Península Ibérica un lugar donde perderse y encontrarse como un ave rapaz, capaz de lanzarse sobre un solomillo una pizza o simplemente unas cañitas en Granada, gracias les veo pronto, a otros otras tardaré un poco más.






Un abrazo

sábado, 2 de octubre de 2010

Tavira (Portugal)

Poco a poco te vas acostumbrando a los desayunos del hotel, de seguir así me voy a poner como una pelota, pero tranquilos solo me queda un desayuno.
Hoy tocó Tavira, un pueblo de Portugal, hicimos buenos km para llegar a él, bueno aquí en Portugal hay que hacer km por lo que veo, pero da gusto pisar la tierra de tus antepasados,al pasar por una carretera vimos  un hotel que se llama Horta, por fin mis raíces quedan bien al descubierto.
Avanzamos a Tavira por autopista, paisajes de monte bajo, naranjos y vid, eso es lo que voy viendo a lo largo del recorrido.
Llegamos a Tavira, un pueblo a orillas del rió Gilao, está claro que es un pueblo que vive de la pesca, cultivos y turismo.
Es curioso como al ser un pueblo establecido en los margenes del río, parece un pueblo de costa pues el ambiente es como muy festivo.
Indagamos sus calles sin recurrir a la Oficina de Turismo, casualmente visitando un castillo nos encontramos con una compañera de Pilar, conocedora de los lugares para comer nos invita a  acompañarla.
Un atún en salsa, unos chocos fritos, vino blanco y un mus de chocolate autentico, eran los placeres que más podíamos disfrutar  después de tantos km.
Curiosamente nos tropezamos con una reunión de grupos gastronómicos, España, Italia, Portugal.
Bueno mejor las fotos, nos dará una mejor idea, A por el final, saludos





Mertola (Portugal)

Después de  unos 90 km, de pasar por un paisaje relajante, con pequeñas laderas, colores ocres mezclados con los verdes de monte bajo, de transitar por carretera solitaria donde para ver un pueblo se te saltan los ojos, llegamos a Mertola.
Situado en una pequeña colina, lo primero que divisas, es su torre y muralla que alguien en su día se le ocurrió hacer allí. Sus calles estrechas pero transitables con un coche, te van llevando por muchos rincones. El empedrado embellece cada metro del recorrido, pues es como si volvieras a algo que has conocido en tu largo caminar.
Recorrimos sus calles, observamos el transcurrir del río Güadiana que hace que el pueblo sea más enternecedor, su vegetación a las orillas del río y una atmósfera limpia y clara.
Hay un restaurante en este sitio, que está lleno de encanto, su terraza al aire libre, desde donde puedes ver las guas del río, el interior es acogedor, cálidas  salas decoradas con libros muy viejos y creaciones de arte, realizadas por el propietario.
Tuve la oportunidad de conocer al hermano del dueño, en arqueólogo, al que le encanta responder a cada pregunta que de interés sobre el pueblo le haces.
Resumiendo pueblo para quedarse a vivir si no  fuera la lejanía de cualquier parte. sean buenos







viernes, 1 de octubre de 2010

Saludos desde Portugal

El viaje va tocando su fin, quedan muchos km  por hacer sin duda, pero la mente ya ha tomado consciencia de que la semana que viene no veré estos amaneceres.
Anoche pisamos suelo extranjero, nos fuimos a Portugal, salimos un poco tarde así que esos caballos que dicen que tienen los coches, los pusimos a prueba, vaya que si corren los condenados. 
Las nuevas tecnologías han acabado con las barreras de no conocer las carreteras, yo me imagino que aquellas famosas guías de carreteras de la marca Michelín  se habrán ido hacer puñetas. A mi como copiloto me tocó poner en marcha el GPS, cababalleros y caballeras, ni les cuento como me sentí con ese juguete nuevo, vamos no me compro uno porque la isla es peque, oiga así da gusto llegar. Ahora para llegar a un sitio no te pierdes, ahora es al revés te pierdes cuando llegas.  Se supone que a la salida de la autopista, una amiga de Pilar, nos estaba esperando, pero oiga, jamás he visto cosa parecida, aquella mujer sin comprobar que eramos nosotros, salió como alma que lleva el diablo; para no cansarles, llegamos a un punto donde tuvimos que deshacer todo el camino y empezar de nuevo, por eso digo que con el GPS no te pierdes para llegar, es después.
Bueno cenamos una especie de mariscada, creo que le dicen, cataplana, vamos bichos muertos flotando en un rico caldo encebollado.
Como comprenderán era de noche, algo tarde y del pueblo poco vimos, pero lo poco que vi, les dejo testimonio de unas pocas de casas, a ver si no les son parecidas a nuestros rincones.
Por cierto el vino verde que si nos dió tiempo de  catar, estaba para morir.
Bueno chicos, chicas que nos vemos prontito, abrazos