Partimos desde Bilbao, bordeamos toda la costa, pueblos llenos de encantos, paisajes de verdes que llegan al mar, muelles que acogen a su flota pesquera hasta que vuelven a salir a la mar, urbanizaciones que llaman la atención, caminos que incitan al caminar: todo eso hasta llegar a San Sebastian.
Fue llegar y buscar el casco viejo, pues llevábamos datos que por aquellos callejones había buen yantar, así fue
Después de tener la panza contenta y los pies descansados un paseo por la orilla de la Concha, que menos, recorrer la orilla con los cascos puestos, escuchando una canción de la Oreja de Vagoh fue todo un regalo, pero para picarles el gusanillo unas fotos el resto les toca descubrirlo
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